domingo, 18 de noviembre de 2012

Las manis tienen poder, mucho poder.  Pero no es el poder que unos y otros nos venden.  No es ése.  En una mani te sientes parte de ago, te sientes arropado.  Se parece mucho a un concierto de Rock.  Estamos unidos en una causa que va directa a las emociones.  Una mani da valentía, fuerza, apoyo... Una mani quita resignación, mansedumbre.  Y ése es el poder de una manifestación:  El poder de la masa.  Quien no acude a las manis, no sabe lo que se pierde.

La casta que nos maneja, ya no se ríe de las manifestaciones/concentraciones ciudadanas.  La casta que nos acogota, se siente amenazada, tiene miedo.  ¿Por qué sino,  cuando cuenta manifestantes, le sobran dedos de una mano?  ¿Por qué sino, en sus plataformas de descomunicación, dicen que son un fracaso?  No nos dejemos engañar, son estrategias de primer curso de Psicología de las masas.  Niegan la realidad, y así evitar que el ejército popular crezca, porque saben que las revoluciones empiezan así.  Porque nuestro batallón es más numeroso, y lo peor para ellos:  Sigue creciendo no somos cuatro "perroflautas".  Porque en 1789 la revolución comenzó en el pueblo y a Maria Antonieta le cortaron la cabeza.  Y en 1917 en Rusia acabaron con los zares.  Somos muchos y cada vez somos más, y ya va siendo hora de que seamos conscientes de nuestro poder.

Por eso, por miedo a nuestro poder, por temor a perder sus privilegios, la oligarquía tiene entre sus prioridadesn prohibir las manifestaciones ciudadanas.

Tienes/tenemos el poder y la razón.